Todos conocemos, o nos reconocemos, en personas que a menudo utilizan la rabia, el enfado, la ira para resolver o afrontar muchas cuestiones de su vida diaria. Se esconden tras el eufemismo de ” tener carácter”, que suele simplemente ocultar su mal carácter.
La mayoría, observando esto, nos quedamos en la superficie, pensando en cómo nos afecta a nosotros esa forma de actuar, lo que nos hiere, lo que nos molesta, lo que vamos a hacer o no para evitar tratar con esa persona. En lo que pocas veces pensamos es en lo que a esa persona le está pasando para que su actitud sea esa.
Como refiere Yoda, el miedo es el lado oscuro de cada uno y lo demostramos de diferentes formas, hay a quienes les paraliza, a otros les lleva a la ira, al enfado y otros han conseguido que trabaje a su favor, siendo conscientes de cómo les afecta.
El miedo te empuja a la ira, ésta al odio y todo ello al sufrimiento. Además como nadie puede pensar que con esa actitud estás sufriendo, éste será en la más absoluta soledad e incomprensión.
Esta sensación puede llevarnos a odiar algo o a alguien cada vez más y a asociar cuestiones externas o personas con algo que sólo tiene que ver con nosotros y nuestra falta de capacidad para afrontarlo.
Seguramente, si pensamos que detrás de cada uno de nuestros “ogros” personales casi siempre hay miedo, seremos más comprensivos y compasivos con quienes lo están sufriendo. Miedo a ser vulnerable, a no saber qué hacer en determinados casos, a no saber cómo reaccionar, a perder algo… Hay tanta variabilidad como personas. Sin embargo la raíz de todo ello es la misma, el miedo.
Si tenemos esto en cuenta en nuestra vida podremos ayudar y comprender no sólo la actitud de los demás sino a nosotros mismos para que, la próxima vez que actuemos así seamos capaces de establecer otra estrategia que nos ayude a seguir adelante, evitando que nos quedemos anclados a cuestiones que nos bloquean, lejos de dejarnos crecer.
Que el miedo no pueda contigo.
“ El miedo cultiva el miedo” Byron Janis