Si quieres ser un líder, éste es un viaje que, tarde o temprano tendrás que hacer. No podrás liderar un grupo, una organización, a personas, pensando sólo en ti. Hacerlo así, implicará que perderás la conexión con tu equipo, los demás no sentirán que cuentas con ellos, ni se sentirán implicados, ni respetados y dejarán de confiar y comprometerse con la causa. Tu interés no es compartido, no es inclusivo y no motiva. Estarás solo. Por lo tanto trata de liderarte primero tú mismo, con tu autocontrol y tu responsabilidad. Busca un coach.
A veces, tenemos tanto miedo o tantas inseguridades que nuestro primer refugio es ese, nosotros mismos, tratar de que nadie vea esas supuestas debilidades, dedicarnos por entero a trabajar lo que creemos nuestras fortalezas, cuestiones que sólo nos reportan beneficios a nosotros. Nos empeñamos en aislarnos, en trabajar sólo con quien nos gusta, e intentar diferenciarnos del grupo, con cuestiones externas y jerárquicas, para no necesitar mostrar esas habilidades indispensables para el liderazgo.
Pasar del yo, yo, yo, mi , me, conmigo a pensar siempre en el equipo, en nosotros, y en cómo servir a los demás, es lo único que mantendrá su confianza y hará que todos mantengan el compromiso y trabajen en el objetivo. Un objetivo, acordado, específico y común.
Para poder hacer esto te tendrás que acostumbrar a liderar en la adversidad, hacerlo cuando todo va bien y tu equipo es “perfecto”, tiene poco mérito. A veces, hay que contar e incluir en el equipo a personas que tú mismo no has elegido o que no se asemejan a ti. Esto en muchas ocasiones, lejos de perjudicar al grupo lo enriquecen, pero siempre que el líder sepa enfrentar o afrontar los diferentes cuidados que requieren los componentes de los grupos. Un trabajo arduo que nunca acaba y que requerirá de tu aprendizaje continúo.
Si no estás dispuesto a hacer esto, a cambiar tu actitud, a reconocer que tú tienes la llave, la responsabilidad, que no sabes todo, que cualquiera puede aportar y que de todos puedes aprender, no liderarás personas. Hay muchas otras oportunidades en las que podrás trabajar sólo o en exclusiva para tí y no afectarán al grupo o a la organización. No pierdas el tiempo y la salud. Pide ayuda sin la necesitas.
Si por el contrario estás dispuesto a hacerlo, te dejo algunas reflexiones que te pueden ayudar:
- Acostúmbrate a vivir en la incertidumbre, con la inseguridad, a escuchar la crítica de los demás con tranquilidad y afán de aprender.
- Manten tu hoja de ruta: a pesar de que los demás intenten modificarla. Ten claro el objetivo compartido del grupo y camina hacia él.
- Lidera con el ejemplo: no pidas nada que tú mismo, no hagas, estés dispuesto a hacer o hayas hecho.
- Permite con honestidad los fallos: alivia el miedo de tu equipo a fallar o a ser rechazado.
- Motiva a tu equipo: celebra los aciertos, las fortalezas, el sobreponerse de las experiencias negativas.
- Se imparable: para hacer cualquier cosa sólo se necesitan 20 segundos de coraje. Muestra que, a pesar de tu miedo, eres capaz de hacerlo.
- Estáte preparado para la adversidad: las cuestiones que más nos impactan y afectan, siempre llegan cuando estamos desprevenidos, cuando no somos conscientes del papel que como líderes desempeñamos.
La vida es muy corta para empeñarte en cuestiones que no te llevan a ninguna parte.
Tomado de https://arucacoach.me/2016/06/14/el-camino-del-lider-de-yo-a-nosotros/