Estamos solos en casa, dando un paseo tranquilamente, nos sentamos a esperar… ¿qué hacemos?
Seguro que desde hace tiempo y como tienes a mano cualquier dispositivo móvil, libro o juego, antes de reflexionar sobre cualquier cuestión te abalanzas sobre ellos, ya que entre otras cosas, te evita estar, en ese momento, a solas con tus pensamientos.
Esos pensamientos, lejos de proceder del exterior, han sido fabricados en algún momento por tu mente, seleccionando a lo que le has dado importancia, en lo que te has concentrado y cómo has conectado en tu mente, un acontecimiento del pasado con una consecuencia del presente y has hecho de todo ello reglas automáticas de uso, de las que tiras cuando te ocurre algo similar.
Pues eso es lo que haces, vivir del y en el pasado porque todos esos pensamientos que tienes en automático, son fruto de cuestiones pasadas que te impiden ver el futuro y todo lo que te queda por vivir con ese optimismo que cabe en la incertidumbre y en las miles de oportunidades que crecen a tu alrededor. Si reflexionases sobre ello y vieses esa cantidad de posibilidades, empezarías a vivir sin lastre.
Pero qué ocurre con los pensamientos positivos, lo mismo que con los abdominales sin ejercicio, sin una dieta correcta, sin persistencia y voluntad, no salen.
Hace muchos años, antes de los grandes avances de la neurociencia no se pensaba que el cerebro sano podía tener la plasticidad que ahora se conoce y que, hasta que nos morimos podemos cambiar nuestra vida, cambiando nuestro pensamientos. Entonces teníamos excusa, ahora no.
Ahora tenemos la misma para no tener abdominales que para tener un piloto automático mental que navega constantemente en negativo: E-N-T-R-E-N-A-M-I-E-N-T-O.
Gastamos mucho tiempo, dinero y energía en tener cosas y en conseguirlas y aún así muchas veces seguimos estando insatisfechos porque, cuando por dentro no funcionamos, no funciona casi nada o funciona a costa de tanto esfuerzo para disimular nuestro estado que acabamos agotados y arruinados.
Cuando vemos los abdominales de los y las deportistas o de quienes se trabajan y cuidan asiduamente pensamos, “a mí también me gustaría tenerlos”. Ya usar el condicional nos indica un deseo sin intención, ni determinación para ponerse manos a la obra, pero en el caso de que lo hagamos, tardamos dos minutos en agotarnos haciendo abdominales. Los hacemos, como mucho durante un mes, y como no asoma nuestro” six-pack” lo dejamos aduciendo que, ni los tenemos, ni nos van a salir.
Esto es lo que distingue a quienes triunfan de quienes no, la perseverancia y la determinación. Tener claro lo que quieres y lo que estás dispuesto a hacer para conseguirlo, son cuestiones fundamentales. Si no, ni lo intentes porque cada vez que lo haces bajas varios escalones en tu autoestima y motivación al no conseguirlo.
Recuerda al Maestro Joda “lo haces o no lo haces pero no lo intentes”.
Dejar de perpetuar esos círculos de desánimo en nuestra vida que almacenamos en el corazón y de aplicarlos con una devastadora analogía a otros ámbitos, depende sólo de nosotros cambiarlos, romperlos.
No sé si te apuntas a tener pensamientos potenciadores o positivos o a tener abdominales pero ¿y si cada mañana cuando te levantes eres consciente de cuál va a ser tu objetivo y qué vas a hacer ese día por conseguirlo?
¿Cuántos días vas a ser capaz de hacerlo?
¿Qué vas a hacer para recordarlo?,¿alarma?, ¿cartel?
¿Necesitas que te ayude alguien?
¿Cómo vas a señalar los días que lo haces?
¿Qué recompensa vas a tener al final de mes cuando todos los días estén señalados como victorias?
Si no crees que tu desarrollo y tu mente necesiten una inversión en un entrenador para ser más feliz, al menos organízate para hacerlo tú mismo.
Ese cuerpo que tienes, de momento, es en el único que vas a vivir. Mucho ánimo.
Tomado de http://arucacoach.me/2015/09/12/destapa-tu-six-pack/