“Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Adivino para que interpretase su sueño.- Qué desgracia Mi Señor! – exclamó el Adivino – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.
– Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido
– Cómo te atreves a decirme semejante cosa? Fuera de aquí!!! Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.
Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes.
Iluminose el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
-No es posible!, la interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
Recuerda bien amigo mío – respondió el segundo Adivino – que todo depende de la forma en el decir…. “
Tomado de https://asfleca.wordpress.com/2015/07/07/no-es-lo-que-dices-sino-como-lo-dices/
