Una leyenda llamada “El picador de piedras”, nos da una gran reflexión sobre nuestras aspiraciones y las desilusiones.
Un humilde picador de piedras estaba resignado a su pobreza, aunque siempre anhelaba convertirse en un hombre rico y muy poderoso. En un receso de su faena, expresó en voz alta su deseo: “Cómo quisiera ser un rico mercader”. De repente grande fue su sorpresa porque dicho y hecho, se había convertido en lo que deseó.
Estuvo feliz hasta que conoció a otro hombre más rico y poderoso que él. Entonces pidió ser como aquel hombre. Y así sucedió, pero esto le trajo muchos enemigos envidiosos y le dio miedo. Tiempo después conoció a un gran y respetado samurai que resolvía las divergencias con sus enemigos, pensó que teniendo las habilidades del samurai le garantizaría la paz y sería indestructible, así que pidió ser como aquel gran líder. Y así fue…
Sus enemigos aumentaron en cantidad y peligrosidad. Un día mirando al cielo, vio al sol desde la ventana de su casa y pensó en voz alta: “El sí es superior, nadie puede hacerle daño y siempre está sobre todo. Preferiría ser el sol.” Y así fue también. Cuando se convirtió en el sol, una nube lo bloqueó y entorpeció su visión, pensó que la nube era más poderosa y así quiso ser.
Se convirtió en nube y el viento lo arrastraba con fuerza. Desilusionado entonces quiso ser viento. Cuando se convirtió en viento, vio que aunque soplaba con gran fuerza las rocas no se movían y pensó: “Ella si es realmente fuerte, quiero ser una roca”.
Convertido en una roca se sintió invencible porque creyó que era lo más fuerte en el universo. Pero de repente apareció un picador de piedra, un tallador de la roca quien empezó a golpearlo para darle forma y todo esto en contra de su voluntad. Reflexionó sobre todas las vueltas que dio en la vida y se dio cuenta que su condición inicial no era tan mala y que deseaba ser nuevamente un picador…
Moraleja
En esta historia hay dos reflexiones: una refiere al hecho del humilde picador de piedras que no conforme con su situación siempre anhelaba ser alguien más, con la idea de que esto le traería mejores cosas, tal como el poder y la riqueza. Está muy bien querer mejorar y tener más cosas (educación, dinero, posición), eso no hay duda, pues el hombre debe aspirar a crecer y desarrollarse para bien; sino estaríamos inmersos en el foso de la mediocridad. Pero por otro lado, debemos ser cautos en nuestras aspiraciones. ¿Qué es lo que somos? ¿Cuál es nuestra posición hoy y qué es lo que queremos llegar a ser? ¿Va acorde a nosotros mismos? Tenemos que pensar muy bien si a lo que aspiramos realmente nos dará satisfacción en corto, mediano y largo plazo. Pensemos bien antes de desear y actuar para alcanzar un objetivo.
Tomado de http://pymex.pe/suplementos/la-fabula-de-la-semana/el-picador-de-piedras/?+marketing