Si piensas en tu futuro, no eres capaz de encontrarlo, ni de imaginarlo. Las cuestiones prioritarias, urgentes y emergentes pueblan tu día a día impidiéndote ver el bosque. Si hace tiempo que te meces a merced de las olas, desorientado. Seguro que has dejado hace tiempo de soñar despierto, de imaginarte dónde quieres estar en unos años, quién quieres ser, cómo te quieres ver…
Te miras al espejo y no te reconoces, nunca pensaste en ser esa persona que te observa desde el reflejo. Has cumplido expectativas de otros, estás viviendo lo que la sociedad te pide, lo que tus deudas requieren, lo que tu familia creyó que era lo mejor, saliste decidido de tu formación y a partir de ahí, todo han sido movimientos involuntarios, has seguido sólo la corriente.
Para qué esperar al final de tu vida para lamentos y pasados edulcorados. Cada minuto que pasa es un buen momento para empezar de nuevo. Nunca sabemos, tengamos la edad que tengamos, el tiempo que nos queda, pero sí sabemos que en cuanto pensamos en soñar nuestro gesto cambia, nuestra postura cambia y nuestras oportunidades cambian.
Sólo nosotros con nuestra mente somos capaces de hacerlo, pero para eso lo primero es verlo.
Te imaginas qué podría cazar un águila en constante vuelo rasante, sin suficiente altura, sin haber podido atisbar con su prodigiosa vista su sustento. ¿Cómo podría sobrevivir?
¿Sería entonces símbolo de majestad y victoria?, ¿le serviría acaso tener esa increíble fuerza en su pico?
Si en lugar de utilizar su captura en vuelo y en suelo, sólo utilizase esta última. Sin usar esa poderosa habilidad que es tener dos puntos focales de vista de frente y de costado, ¿podría mostrar su poderío?
Si nuestro vuelo es constantemente bajo, nos encontraremos con multitud de obstáculos que con una visión diferente más amplia y distante, minimizaremos hasta producirnos risa y asombro, haberlos visto como insalvables.
Si nuestro vuelo sólo nos permite mirar hacia delante, a lo próximo y urgente, nos perderemos miles de matices y de oportunidades que están teniendo lugar más cerca de nosotros de lo que pensamos.
Si seguimos con este tipo de vuelo, llegará un momento en el que ya no sepamos o no creamos que podemos hacerlo mejor. Creeremos que la rutina y el dominio de unas cuantas habilidades que entrenamos durante años nos servirán para siempre, mientras el mundo cambia y los demás crecen.
Visualizar nuestro sueños con el poder del águila, nos va a hacer claro dónde queremos llegar y cómo. Haciendo que todos los días consigamos hacer algo que nos acerque a ellos.
Empieza por hacer una lista de 25 cosas que quieres hacer en la vida antes de morir. No generalices, ni abras grandes bloques. Sé todo lo preciso y específico que serías si fuese un deseo que un gracioso genio te concediese.
No dejes esa lista muy lejos, intenta visualizarla y concretarla durante tiempo. La cotidianeidad de la vida pesa sobre nuestros hombros muy a menudo y nos impide elevarnos para tener presente nuestros sueños. Los olvidamos.
Si no haces el esfuerzo de ejercitar tu vista de águila, acabarás por no ver más que lo tienes a pocos centímetros de ti.
¿Vas a dejar de soñar? 😉
Tomado de http://arucacoach.me/2015/02/02/a-vista-de-aguila/