Entre tantos métodos para enseñar, las memorias de la humillación y su repercusión en la persona aparecen sobre el tapete. ¡Cuántas veces hemos recordado pasajes de nuestra infancia donde una maestra del nivel elemental nos humilló profunda y cruelmente! O pensamos en aquella vecina que maltrataba y humillaba a su hijo a la hora de la tarea en el hogar…
Algunos se aferran a la idea de que la humillación es un buen método de aprendizaje. Gran error, pues está demostrado que el efecto que surge en la persona es precisamente el contrario. Ser humillado produce estas consecuencias:
– No aprendes, te resta autoconfianza porque dudas de tu capacidad.
– Te predispone de forma negativa hacia la tarea o actividad, ya que te hace sentir inseguro; tienes miedo a enfrentar ese momento y, por tanto, la evitas a toda costa.
–Te bloquea totalmente. Te hace sentir tan tenso y poco motivado, que te será difícil salir adelante.
Algunas ideas para los que han vivido esas tristes circunstancias
• Cuando sientas curiosidad por algún tema o asunto, no desistas, profundiza en el tema y encuentra tu propio estilo de aprendizaje. No te dejes vencer por esa vocecita que te grita que eres poco inteligente. ¡Date una chance!
• Siempre van a existir las cosas novedosas, curiosas y hasta difíciles. No creas que estás “atrás” por eso. Nos encontramos en constante evolución. Quiero decir que no te aflijas cuando llegues a un lugar y estén hablando de algo que no conozcas. Siempre hay cosas nuevas que aprender, incluso para los más actualizados. Recuerda la famosa frase del erudito: “¡Solo sé que no sé nada!”
• Equivocarse es de humanos. Vamos a ver, si te equivocaste, no pasa nada. Todos tenemos derecho a cometer errores. Necesitamos aprender de ellos. Atesora el aprendizaje que hayas extraído y sácale provecho. No te concentres en los tropiezos. ¡Lo importante es no abandonar el camino!
• Sé consciente de que tienes capacidades que ni tú mismo imaginas. Con paciencia y constancia puedes prepararte en aquella materia que tanto te interesa. No te veas menos capacitado, ni creas que ya has alcanzado tus límites. Puedes vencer cualquier cosa en términos de aprendizaje. ¡Nunca te subestimes!
Tengamos siempre presente que nadie (ni aun un padre, madre o profesor) tiene derecho a humillar a otros con el pretexto de enseñar algo, pues es muy cierto que la humillación recibida deja una huella implacable en nuestra psicología. En cuanto a la enseñanza que viene acompañada de violencia o tiranía, ya es bien sabido que limita, frena o, mejor dicho, extermina cualquier motivación hacia al aprendizaje. En otras palabras, anula a la persona; a veces de por vida.
Si te has visto involucrado como víctima en la escena descripta, recuerda que nunca es tarde para rectificar. No permitas que ello siga afectando tu vida. Comprende que todos podemos aprender en cualquier momento y que tenemos la posibilidad de transformarnos a sí mismos. Solo tienes que mirar hacia dentro y ver ya, ahora mismo, las maravillosas posibilidades que se encuentran adormecidas en tu interior. ¿No piensas descubrirlas?
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