Si se tuviera la oportunidad de elegir trabajar bajo las ordenes de un buen jefe o un jefe extraordinario, no se dudaría en optar por la segunda opción.
Porque si bien ambos son buenos jefes realizando sus tareas, la diferencia clave es que un jefe extraordinario tiene como prioridad a sus empleados dándoles ciertas cosas que convertirán la experiencia del trabajo en un plan de vida por el que se merece la pena seguir esforzándose.
1. Autonomía e independencia
Las grandes empresas se construyen en base a procedimientos y procesos. Allí, el compromiso y la satisfacción tienen sus pilares en gran medida en la autonomía e independencia.
A los empleados les debe importar cuando algo es “suyo”, cuando están a cargo de algo y cuando se sienten con poder para hacer lo que es correcto.
Y si a ello tiene libertad se genera innovación. Por ello que cada cargo fuertemente orientado a los procesos tienen cabida para diferentes organizaciones.
Así que cuando sea posible, el jefe debe suministrar a sus empleados la autonomía e independencia necesaria para que trabajen de la forma que lo hacen mejor. Si se hace esto, ellos siempre encontrarán formas para desempeñar sus funciones de la mejor forma posible que sorprenderá.
2. Expectativas claras de los jefes extraordinarios
Si a cada empleado se le brinda algún grado de independencia, también necesita de ciertas expectativas elementales para poder manejar situaciones específicas.
Por eso, cuando el jefe debe tomar una nueva decisión o cambiar una norma actual, se debe comunicarle esta información a los empleados para que tengan claro cómo actuar cuándo se les presente una situación de este tipo.
3. Objetivos significativos
Si se vive bajo un mundo competitivo; entonces los mejores empleados también son extremadamente competitivos, especialmente consigo mismos.
Por ello se debe establecer objetivos significativos para crear una sensación que se tiene un propósito por el cual trabajar añadiendo un mayor sentido a aquellas tareas más repetitivas. Se debe recordar que sin una meta significativa, el trabajo solamente es trabajo.
4. Un sentido de dependencia
A todo el mundo le gusta integrar parte de algo más significativo y grande. Todos desean sentir ese sentido de trabajo en equipo que los convierte en un solo ente a la hora de enfrentar retos.
Por ello se debe dejar que los empleados sepan lo que el jefe desea lograr para el negocio, sus clientes, e incluso a la comunidad; es decir, que se involucren. Y si se puede, dejarlos organizar unas cuantas misiones propias.
5. Oportunidades para proponer ideas
Los empleados comprometidos tienen muchas ideas. Si se les quita las oportunidades para que hagan sugerencias, o no se les toma en cuenta sus ideas sin consideración alguna, de inmediato dejarán de comprometerse.
Es por ello que un jefe extraordinario facilita a sus empleados la lluvia de sugerencias. Ellos realizan preguntas inductivas, realizan sondeos de manera gentil, ayudan a los empleados a que se sientan cómodos proponiendo nuevas maneras de hacer las cosas.
Cuando una idea no es posible ellos siempre se toman el tiempo de explicar la razón. Los grandes jefes saben que sus empleados que realizan sugerencias les importan la empresa en que aboran, así que se debe garantizarles que sus aportes son valorados y apreciados.
6. Establecer una verdadera conexión
Cada empleado trabaja por un salario, pero en el fondo desea trabajar más que por un salario: quieren trabajar para la gente que admiran y respetan.
Es por ello que ciertas palabras amables, una conversación sobre la familia o cualquier tema coloquial en esos momentos son más importantes que las reuniones de evaluaciones formales. De tal forma que se crea una conexión personal y compromiso laboral entre el jefe y empleado.
7. Un trato justo
A muchos empleados no les interesa que un jefe sea estricto, exigente y rápido siempre y cuando los trate de una manera justa. Los jefes excepcionales saben que la clave para demostrarle a sus empleados que son justos y consistentes es la comunicación.
Y es que mientras más empleados entiendan porqué se tomó una decisión, es menos probable que ellos asuman un trato injusto o cierto favoritismo.
8. Realizar las críticas siempre en privado
Ningún empleado es infalible por lo que muchas veces como jefe deberá marcar sus errores, así como también ofrecer críticas que resulten constructivas. Frente a esta situación, hay que tener presente que los jefes extraordinarios siempre procuran tener este tipo de conversaciones en privado.
9. Elogiar su trabajo
Cada empleado –de acuerdo a su medida experiencia- trata de hacer mejor las cosas por lo que se merece ser elogiado y felicitado. Y es fácil reconocer a los mejores empleados, porque se encuentran haciendo cosas asombrosas de manera constante.
Y si se tiene la oportunidad de reconocer a un empleado que simplemente cumple más de lo básico, ese reconocimiento debe hacerse en público, lo que puede significarle cierto empujón que necesita para dejar de ser un simple empleado.
10. Una oportunidad para su futuro
Cada trabajo debe ser el engranaje potencial de conducir a cosas más grandes. Por eso, los jefes extraordinarios dedican tiempo a preparar y formar a sus empleados para el trabajo que esperan conseguir en un futuro, les depare muchas satisfacciones. Incluso si es del mismo rubro pero en otra empresa.
¿Alguna vez has tenido un jefe de éstas características?¿podrías contarnos dicha experiencia laboral?
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