Es descorazonador como podemos llegar a ser tan inhumanas las personas, cómo incluso podemos sin rubor entrar en cualquier lugar o pasar por el lado de muchos otros y comportarnos como si no hubiese nadie.
Podemos conformarnos con un mínimo de cortesía, buenos días o tardes, gracias, por favor, adiós, y en nombre la buena educación hacer un esfuerzo, aunque no me refiero precisamente a esto, me parece un mínimo innegociable.
Hablo de ir más allá, de ver en cada persona con la que cruzamos nuestra vida un ser humano con los mismos ingredientes que nosotros, con más similitudes que diferencias, aunque su trayectoria vital le haya hecho combinarlos de otra manera.
Con algunas personas con las que charlo acerca de esto, piensan que siempre está en los demás y no en ellas mismas el tomar la iniciativa en el saludo, en la sonrisa, en esas palabras amables, en esa…
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