Es curioso observar a algunas personas cuando hablas sobre el poder de la sonrisa, es tal la incredulidad que sus gestos de sorpresa, de sorna y de ironía se suceden incesantemente.
Ser “happy” lo llaman ellos y lo desdeñan como si vestir esa seriedad que les caracteriza, ese pesimismo aplastante, ese mal humor y esa queja continúa fueran el no- va- más de la atracción y la felicidad.
Inconscientes de su propio poder, ponen su estado interno al servicio de cualquiera que pase por su lado y decida con un comentario o un gesto amargarles el día.
Son acérrimos defensores de que uno no puede estar todo el día sonriendo, ni se puede ser feliz constantemente, que verlo todo de color de rosa es contraproducente y conlleva infinitos más riesgos que su apabullante “realismo”.
Además son combativos, cuando detectan que hay alguien así a su alrededor, positivo, no dudan…
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