Cada vez tengo más claro que lo que menos parece que está preparado, más horas de trabajo lleva. Es cierto que si lees un discurso que prepara otro y no lo haces tú, se nota, si no lo adecuas a tu vocabulario o a tus giros o no lo sientes, se nota.
Podemos leerlo y oírlo en cualquier discurso que haya pasado a la posteridad, el trabajo que hay detrás es mucho. Es conocido que, por ejemplo, Churchill dedicaba entre seis y ocho horas para preparar cuarenta minutos de discurso, y quién no recuerda «Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor «o «I have a dream» de Luther King . Pero, ¿cuántas personas están dispuestas a poner tanta atención y esfuerzo en su mensaje y sin embargo cuántas desean pasar a la posteridad? eso marca el valor añadido.
También podemos hacer alusión a películas y programas ingeniosos que para hacer…
Ver la entrada original 462 palabras más