Cuando sentimos que la ira nos invade, para la mayoría de nosotros es tarde para dar marcha atrás, parar ese ataque, analizar los riesgos, minimizar los daños y solos, calmarnos.
Cierto es que a diario no hacemos más que consumir ira, desde que nos levantamos, gracias a los distintos medios de comunicación podemos hacerlo solos, desde primera hora de la mañana, con una avalancha de noticias que no mantendrán precisamente nuestra paz interior.
Pero ya no sólo son los telediarios con su concentración de desgracias por segundo, y su fácil relación causa efecto para encontrar el blanco de nuestras iras. Desde hace ya un tiempo esto se ha trasladado a todos los ámbitos, cualquier programa o conversación que se precie en audiencia, al margen del contenido, fútbol, política o relaciones humanas, mantiene a sus espectadores a base de gritos, acusaciones, insultos y demás combustible altamente inflamable.
Defiendo con…
Ver la entrada original 335 palabras más