Desde hace algún tiempo vengo escuchando el término suerte con mucha frecuencia, sobre todo si está relacionado con el mundo laboral.
Es frecuente escuchar frases del estilo «a ver si tengo suerte y consigo tal cosa» o «que suerte tiene Fulanito, le sale todo redondo» o la mejor de todas «es que no tengo suerte».
Reconozco que hace unos años me llegué incluso a definir como la «Reina de la mala suerte». Durante esa época de mi vida, creía que todo y todos se habían confabulado a mi alrededor para que no me saliese nada a derechas. Parecía que todo lo que intentaba nacía ya torcido y dificilmente se enderazaba.
Solía fijarme en los demás y me daba la sensación que el resto del mundo tenía «mucha más suerte que yo».
Lo cierto es que ese pensamiento tóxico me acompañó durante bastante tiempo en uno de mis peores momentos…
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