“Las dos armas más poderosas son la paciencia y el tiempo”no sé si Tolstoi tenía toda la razón o parte, pero hay veces que haberla trabajado tiene sus réditos, uno no se rinde fácilmente.
Para cualquiera de nosotros vociferar, culpar a alguien, enfadarse con el sistema, con quien te atiende o incluso con algún objeto cercano o instrumental, cuando algo no va como queremos, es una de las primeras reacciones. Además de fastidiarse el resto del día
Seguramente habrás visto a algún deportista ensañarse con su raqueta, con su balón o con su útil de trabajo. A los demás con el teléfono, el ordenador, el ascensor o cualquier cosa que no trabaje a la velocidad de nuestras expectativas.
A lo mejor has cambiado de película en el cine o visitar algo, o has dejado de adquirir aquello que querías simplemente porque había que esperar cola y no te era grato perder su tiempo allí. Seguramente en algunos casos lo que ibas a adquirir tampoco era tan interesante o tan necesario pero… te diste cuenta de cómo la ira se apoderaba de usted durante la espera.
Yo he tenido mi último entrenamiento esta mañana, tratando de enviar una solicitud telemática a la Administración, he hablado por teléfono, he chateado en numerosas ocasiones y no he conseguido mi objetivo… de momento, registrar mi solicitud. La incidencia ha quedado registrada pero yo también he podido registrar mis emociones y pensamientos a lo largo del proceso y gestionarlas sin alterarme y sin culpar a nadie más que a mí del asunto.
Aunque lo podía considerar una pérdida de tiempo, a lo largo del proceso he aprendido algunas comprobaciones que ignoraba y he trabajado cómo mantener mi paz interior y saber desconectar de esto para pasar a otro asunto.
Querer las cosas y tenerlas ya, es algo a lo que nos hemos acostumbrado a la velocidad del rayo, uno de los múltiples eslóganes “on line” que podemos leer “ Cómpralo por la mañana y estrénalo por la tarde”.
Vivimos tan rápido que consumimos a la misma velocidad, apenas nos deleitamos con la cantidad de cosas magníficas que nos pasan a diario, no les damos apenas importancia y no sólo eso sino que cualquier atasco en nuestro camino, hace que nuestro día sea calificado como aciago. Da igual si es de la impresora, de tráfico, la tardanza de un compañero, alguien que no nos coge el teléfono cuando llamamos, todo nos pone de los pelos.
Si trabajas tu interior te darás cuenta de que esto te ocurre cada vez con menos asiduidad y tu paz interior aumenta si no es hora de que te pongas en marcha y ejercites tu paciencia.
Mantener la constancia a pesar de la dificultad, la oposición o la adversidad no sólo te satisfará personalmente al haber vencido a tu “yo inmediato” sino que formará parte seguro de tu éxito.
Aquí te dejo unos curiosos e interesantes ejercicios : http://es.wikihow.com/desarrollar-la-paciencia
Oooooohmmm!!! 😉
Tomado de http://arucacoach.me/