En demasiadas ocasiones concluimos una conversación discutiendo por un simple malentendido. Alguien expone sus argumentos y su interlocutor se da por aludido con alguno de los razonamientos, el cual entiende como un ataque personal.
La mayoría de las ocasiones la forma de continuar esa conversación sigue por malos derroteros acusando al ofendido de exagerar, no enterarse, creerse que todo va con él, que no se puede hablar de nada con él o con ella, a veces incluso subiendo el tono de voz hasta hacer insostenible el episodio o huyendo con la segura consecuencia de enturbiar la relación gravemente.
Si de algo dan buena cuenta muchos estudios científicos sobre las relaciones humanas es de la necesidad de la interacción y la compañía. Así que ¿qué necesidad tenemos de llegar a ese punto si ni siquiera la otra parte quiso herirnos?
Algunos creen que lo que deben hacer en estas ocasiones espedir perdón o disculparse pero teniendo en cuenta lo ocurrido no es una cuestión que deje tranquila a ninguna de las partes, puesto que no integra realmente un arreglo del entuerto. La persona que hablaba no quiso herir por lo tanto el perdón huelga y quien escuchaba se sintió mal dándose por aludido por alguna cuestión personal
Para resolver los malentendidos y no convertirlos en cuestión de estado, podemos utilizar la Técnica de Contraste que nos propone Kerry Patterson en su “Crucial Conversations” cuya estructura tiene una parte negativa y otra positiva.
En la primera se trata de trasladar a nuestro interlocutor que no se tenía un propósito malicioso con el comentario y en la segunda parte clarificar nuestro verdadero propósito con el comentario.
La primera parte es la que debe dejar claro la no intención de molestar, esto devolverá la confianza y la seguridad a la relación y a la conversación en ese momento. Entonces podrás volver a aclarar qué querías decir y serás escuchado de otra manera muy distinta.
Cuando en el trabajo, por ejemplo, emites un juicio general y negativo sobre un grupo de empleados o sobre una tarea concreta como “ en ventas es que son muy_____” y alguien se da por aludido, pedirle perdón , no arreglará en efecto, sin embargo especificar que no pretendías decir eso exactamente que te referías a alguien en concreto y en una situación especial hará que la otra persona salga de esa zona en la que se siente amenazada y no valorada en su trabajo.
Volver al mutuo respeto y propósito común hará que las aguas vuelvan a su cauce. Seguir empecinado en tu argumento, sin salir y volver a entrar en la conversación con otra actitud sólo empeorará las cosas.
Asegúrate de que no hieres más a la persona, merece la pena.
¡Tú eliges!
Visto en http://arucacoach.me/