Puede que alguna vez que hayas decidido cambiar algo de tu personalidad para bien, lo hayas aplicado muy pocas veces antes de darte por vencido pensando en la inutilidad del esfuerzo y la nada inmediata recompensa.
Crees que los demás deberían haberse dado cuenta de toda esta energía que estás poniendo en tu nuevo desarrollo y felicitarte por ello y sin embargo no lo hacen. Piensas que esto o lo otro te pasa por bueno, por paciente, por agradecido y que no te volverá a ocurrir. Qué oportunidades le has dado al cambio.
Seguramente una de las causas por las que te ocurre es que tu cambio sólo se ha realizado a nivel mental, es decir, ya eres consciente del cambio que quieres hacer y lo piensas, sin embargo si ni siquiera has pasado a la acción, seguro que entenderás que es difícil que se note.
En otro caso,
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