Habéis pensado alguna vez en cómo reaccionáis cuando veis o escucháis a alguien que os transmite que está sintiendo una emoción negativa, dolor, miedo, vergüenza, enfado…
Sin mala intención a veces he querido quitarle hierro o animarle, pensando en la incomodidad que me producía no saber qué hacer, sin tener en cuenta que, a lo mejor, esa no era la mejor manera de ayudar a que se deshiciese de esa emoción. Quizá se haya sentido incomprendida por mí cuando he minimizado o relativizado lo que estaba sintiendo. Lo que para ella era real.
A veces lo hacemos porque realmente no sabemos cómo manejar emociones de este tipo, de las que hacen sufrir a los que queremos y pensamos que evitando darlas mucha importancia o demasiado de sí, desaparecerán, o incluso la necesidad de hacer algo por ellas nos deja en manos de un sinfín de consejos y recetas. ¿por…
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