Recuerdas cuándo fue la última vez que reconociste a alguien lo bien que hacía algo, lo bueno que era en esa actividad, lo acertado que había estado en ese comentario o las habilidades que tiene para algo.
Es cierto que el reconocimiento es un valor que parte de una referencia externa principal y un control propio mucho menor. Podemos merecernos el reconocimiento y no obtenerlo. Por lo tanto no es una cuestión que nos pueda preocupar en demasía puesto que a pesar de poder de esforzarnos por conseguirlo siempre está en la otra persona el hacerlo. Si estamos excesivamente pendientes de él o basamos en éste parte de nuestra evaluación pondremos nuestra autoestima en manos de otro.
Pero en este tema es precisamente la otra vertiente la que quiero tratar. La del «reconocedor». Hace tiempo que escucho, “lo que está bien hecho, bien desarrollado, pensado, ejecutado, se da por hecho…
Ver la entrada original 366 palabras más