Puede ser éste el momento idóneo para que pares y pienses qué está haciendo ahora mismo tu mente, cómo está, relajada, trabajando, no para…
Dentro de ese trabajo, observa los pensamientos que baraja y se suceden cómo son positivos, negativos, de dónde proceden.
Muchas de estas preguntas que no te planteas a menudo te hacen confundir lo que piensas con lo que eres y por lo tanto te invalidan para poder ser un mero observador y cambiarlos o simplemente poderlos mirar desde otra posición.
Seguro que haces o al menos ves a tu alrededor la cantidad de personas que lejos de hacer este ejercicio y complementarlo con una meditación diaria que conduzca a la serenidad mental o se valga de alguna ayuda profesional para la reflexión, comienzan a intuir que todo lo que les ocurre es por la falta de algo, en muchas ocasiones es material, más dinero, coches, cenas…
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